Otro
Hoy en día todo el mundo quiere crear contenido sobre cualquier tema que le apasione con la esperanza de algún día convertirse en influencer de su nicho y vivir solo creando contenido.
Si alguien ha logrado ese sueño es Max St Romain, mejor conocido como Gastronauta, uno de los food bloggers más picudos de México, por eso quise entrevistarlo y sacarle toda la sopa (chiste gastronómico) sobre qué es lo que hace un food blogger profesional… y no, tu amiga que a diario sube fotos de su desayuno no es una food blogger.
Aquí te dejo una versión súper resumida de todo el valor que me compartió, pero la neta es que no hay como escuchar todo con la voz de Max, así que aquí puedes escuchar la entrevista completa en YouTube o Spotify.
Dejo de ser hobby y se convirtió en una profesión cuando dejé mi trabajo de guionista y me dediqué de lleno a crear contenido.
Tengo 25 años de experiencia en producción de TV y cine y lo considero mi arsenal secreto para el éxito en mis redes. Es una línea directa a lo que hago en estos momentos.
Un maestro nos dejó de tarea crear una cuenta en Twitter y hablar sobre cualquier tema que nos apasionara; yo siempre entre mis conocidos soy ese amigo que sabe dónde encontrar lo mejor en comida, bebida y experiencias, entonces yo sabía de qué quería hablar, así nació Gastronauta, escribía sobre todo lo nuevo que veía y consideraba que estaba fregón.
El modo en el que yo escribía no era como una reseña, sino más bien como un anecdotario, donde contaba algo que pasó y cómo el momento de consumir gira alrededor de eso. El storytelling. Contar historias. Ser tu amigo de las redes que te ayuda a elegir donde comer bien.
Fue un momento que yo no decidí, en septiembre del 2017, después del terrible terremoto, la casa productora donde trabajaba me dijo que tras un momento de análisis, se dieron cuenta de que mi departamento no había generado ingresos desde hace ya tiempo y que tenían que recortarlo; en vez de quebrarme, fue un momento de decidir si quería pelear por el trabajo o en la industria o prestaba atención de lleno a nivel digital, así fue que me entrego totalmente, el 1 de enero de 2018 estaba de lleno en Gastronauta, fue un salto de fe, no todo fue miel sobre hojuelas, pero no me arrepiento, es la gran aventura de mi vida.
¡Lo he sentido brutal! Los primeros años hacía un esfuerzo por mantenerme oculto, pero en ese anonimato me di cuenta de que no servía de nada. En el momento de ir con marcas, ahí están las cámaras y te toman fotos, llega un momento en el que no tienes ese control, continúe dando ese enfoque a la comida y la bebida, con el paso de tiempo aparecía más mi cara, pero a nivel estadístico es cierto que las que tienen más interacción son las que sale mi cara.
Yo pensaba que las redes era una red de jóvenes, guapos, fuertes y pensé que el mostrar quién soy podría ir en mi contra, pero no fue así, no tienes que encajar en ese estereotipo.
Tienes el lado físico, el lado geográfico y si lo estás viendo cómo visita, cada una puede tener su levantamiento de contenido.
Por mucho tiempo trataba de usar como contenido todo todo lo que comía, publicaba 3 veces al día, pero mi di cuenta que ese modelo no era sustentable, las publicaciones se canibaliza entre sí, entonces trato de conservar una publicación al día, no tengo más de una degustación al día, trato de probar mucho más, no me tengo que acabar un platillo para entenderlo, pruebo muchos platillos y al saber de lo que hablo de un modo profesional, con dos bocados ya entendí al platillo.
Porque estás poniéndole un valor monetario para lo que el creador está haciendo para ti; si te regalo un six pack como intercambio, la marca está diciendo que $145 pesos cuesta la creación de contenido y tu presencia. Cuando llegas a cierto punto de establecerte en redes sociales, cómo marca tienes que observar tu interacción con un creador, de una manera diferente, el peor error que las marcas cometen es buscar una actividad basada en número de seguidores en vez de la naturaleza del contenido que generan.
Vamos a hablar de tres esquemas, yo como apasionado voy cuando algo me gusta, como cualquier comensal, cuando me invitan y cuando voy a una actividad pagada.
En una visita normal
Llevo mi pequeño portafolio y herramientas pequeñas, mi estabilizador para celular, mi lamparita y a veces una lámpara más grande, hago un research previo para ver si llama mi atención y en ese momento voy. Siempre busco un diferenciador, algo que nunca haya visto. Al llegar ordenó lo que quiero, fotografió (en todos los recursos que puedan extender la historia que estoy contando sobre el lugar al darte más información visual) , pruebo, grabo y me voy.
Si es una visita invitada
Sé que voy a recibir mucho más y expande la historia que voy a contar, la ventaja es que tienes esa mayor oportunidad de conocer más y de contar mejores historias, y no se queda tanto en la superficie como en una visita normal, la información que doy es más útil a mi seguidor. Si yo encuentro una propuesta de valor, hablo de ello y mi interés no es poner en un pedestal al chef o al restaurante, lo que hago es que los chefs me cuenten la historia detrás de sus platillos y yo la cuento con mis palabras.
Cuando me pagan para ir
Por cuestiones de ética, orgullo y humildad me costaba mucho aceptar esas invitaciones, aceptar una invitación pagada no implica tirarle flores, y es la clave de la confianza que he generado en la gente. Si el restaurante no va conmigo, no voy aunque me paguen, al igual que me pasa con marcas, si la marca contradice mi discurso entonces no voy a hacer la colaboración. Yo rechazo alrededor del 70% de las ofertas que me llegan.
Decidí que para darle más peso a estas visitas tenía que darles un extra. Soy asesor para restaurantes, sobre todo en términos de construcción de marca, ambientación y de servicio (puedes pedirlo o no). Y el material audiovisual que les ofrezco, voy a crear algo muy profundo, algo más carnoso (todos los vídeos y fotos se los comparto para que ellos los usen como quieran)
Un indicador de esa profundidad que le doy a esas invitaciones pagadas es que si tú ves las estadísticas de mí como creador, los mejores post son los que salieron de una visita pagada.
Completamente, con él grabo, edito y hago la postproducción.
Cuando hablamos de fotografía, tengo dos aplicaciones, uso Lightroom y luego paso a Snapseed, es mi editor favorito que no deja de sorprenderme. En video, uso Inshot, que es una app impactante, el nivel de lo que sale es impresionante.
No, entiendo que un restaurante puede tener un día malo como en todo y juzgarlo por una visita no se me hace lo correcto, un mal comentario en redes puede destruir a cualquier lugar.
Un crítico culinario hace su reseña y te la avienta, pero cuando eres creador de contenido sabes que es una calle de dos vías, yo soy alguien que trata de llegar del lado vivencial contándote una anécdota, un importante distintivo mío es que desde los 24 años de edad he cultivado mi paladar y me he educado para decir lo que digo.
Totalmente, cuando eres creador de contenido, cuando hay una tendencia de las “manteconchas” voy y la pruebo, si me gusta te contaré una gran historia, pero si no me gusta ni la voy a recomendar.
Creo que se puede ver de distintos ángulos a la hora de crear un producto, las fotos que suben los clientes y la suben a redes da mucho valor. Que tú cómo restaurante o bar diseñes platillos o tragos en los que no puedan resistir las ganas de tomarle una foto y subirla, es algo importante, pero no es lo más importante, y es donde vas a colocar la prioridad, si en el momento Instagram o en el sabor.
El problema está en si te pones a ver la comida como blanco y negro, y es si la comida cumple uno u otro propósito y nada más. Yo digo que la comida es cómo la ropa, escoges según la ocasión, y cuando vas a alta cocina, ves cosas caras y delicadas en una ocasión muy diferente, como un día de shorts o un día de traje, hay momentos. Yo soy muy fan de la alta cocina de autor, ahí es donde están las sorpresas, cosas inimaginables, ahí los platillos rompen tu idea de lo que es posible.
Cuando te estableces en redes descubres a muchas personas que quieren trabajar contigo, incluso en cosas que no te imaginabas, quieren tu opinión, retroalimentación y hay muchas formas de ser un asesor. A veces me pagan solo por ir a reportar la experiencia sin levantar contenido, también como secret shopper, como asesor de restaurantes, otro ejemplo es que extranjeros y locales me piden tours gastronómicos y hasta como juez en competencias.
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