Otro
Las buenas campañas no nacen, se hacen.
La mayoría de los emprendedores están muy preocupados a la hora de crear una campaña. Que cuantos morlacos le meto, que segmentaciones uso, que anuncios creo, etc. etc.
Sin embargo, una vez completada la campaña, se olvidan de ella a los pocos días, como cuando por fin llenas el álbum del mundial.
En realidad, el secreto de una buena campaña no es su creación ni su estructura primaria, sino la constante optimización que lleva meses y años, pero no muchos emprendedores están dispuestos a ensuciarse las manos con este trabajo (porque desde los NFTs, todo el mundo quiere ahora ganar dinero sin trabajar me cae).
Ahora, si tú eres de esos pocos que creen en el trabajo post creación de campañas (y en el mundo post apocalíptico creado por la saturación de NFTs) entonces te platico como se debe de optimizar.
Lo primero que tienes que tener en mente es que para optimizar, no necesitas inventar el hilo negro, sino saber identificar cuál hilo es negro y cuál no es.
Los datos son la única herramienta viable de optimización, la prueba y el error. Así que desde que vas creando tu campaña tienes que tener en mente cuál métrica es la que quieres optimizar y asegurarte de que la estás midiendo correctamente (no como la báscula de tu tía Mirna que resta 5 kilos).
Una vez seleccionada la métrica, el reto es probar ideas y medir si funcionaron o no.
La optimización de una campaña no se hace en salas de juntas, no tomes decisiones basadas en el “yo creo”, “yo leí” y menos en el “yo soy el jefe”. Se vale tener cuantas hipótesis quieras, pero todas tienen que ser probadas en la campaña y puestas a prueba con datos reales. Si mejoran tu rendimiento, se quedan, si no se van… aunque esas ideas sean de tu jefe.
Los datos son lo más alto del organigrama.
En una campaña se pueden optimizar un montón de cosas. Desde triplicar el presupuesto, pasando por encontrar un interés rentable a la hora de segmentar y finalizando por probar 30 colores diferentes para el botón que está en el anuncio.
La idea siempre será ir de lo más grande a lo más pequeño. Al crear una campaña no es tan recomendable ponerte a crear 100 versiones de anuncios casi idénticos en donde lo único que cambia es el tono de rojo que usaste.
Si, tal vez, encontrar el rojo perfecto para tu botón puede tener un impacto en las ventas… pero muy probablemente sea del 5%.
Sin embargo, encontrar un interés para segmentar tu campaña y estar probando 100 diferentes intereses hasta llegar al indicado, eso puede a tener un impacto en tus ventas del 500%.
La idea dentro de la optimización es que primero cambies y hagas pruebas de las cosas que te van a dar rendimientos gigantescos y cuando tu campaña ya esté bastante curadita y optimizada te vayas por esos 5% de mejoras con movimientos pequeños.
Seguramente estás pensando: claro, mi querido Iron Juan, está buenísimo eso de probar 100 diferentes intereses para ver cuál jala, sin embargo, si de esos 100 solo jalan 5, ya perdí mucho dinero en el proceso.
Es verdad, optimizar cuesta. Es el dinero que pagas para aprender sobre tus clientes y a veces ese dinero puede costarte la rentabilidad de tu negocio.
Es por eso que tampoco se debe de optimizar a lo loco y sin sentido, se deben de correr riesgos, pero riesgos calculados (como cuando cancelas un Uber porque el chofer se llama Asdrubal, nunca confíes en alguien que se llame Asdrubal).
Es por eso que la receta perfecta para la optimización es 70, 20, 10. Eso te permite experimentar y mantener tu rentabilidad sin echar toda la carne al asador.
El 70, 20, 10 quiere decir hacer el 70% de tus experimentos con apuestas seguras, usando los datos de lo que ya funciona y buscar algo muy similar. Si sabes que te funciona el interés de “reparación de elevadores”, experimentar utilizando el interés de “mantenimiento de elevadores”.
El 20% de los experimentos van a ser innovaciones con sentido, ideas nuevas y nunca antes probadas que, aunque no tengan datos detrás, son experimentos lógicos. Aquí el ejemplo sería usar la segmentación de “personas de 30 a 40 años que viven en la zona de Polanco”. En Polanco casi todas las propiedades son edificios y casi todos los edificios tienen elevador. Tiene sentido.
El último 10% es el más divertido (a diferencia del último 10% de la noche cuando vas al antro, a esa hora ya solo queda gente que le va al América), ya que aquí se trata de optimizar sin sentido alguno. Solo tratando de que algo pegue y pensando extremadamente fuera de la caja. Aquí lo que haría es probar el interés de “amantes de las cabras”. Si, aunque no lo creas, mucho del éxito de una campaña viene de este 10% de locuras.
Ahora que ya sabes que optimizar es la única manera de llegar al éxito de una campaña. Recuerda que la optimización es igual que el contenido basura en Netflix: nunca se detiene. Tienes que optimizar todo el tiempo y seguirlo haciendo con paciencia, nunca llegas a una meta ni jamás a una campaña perfecta y optimizada, porque aunque hoy la tengas… mañana el mercado cambia y ahora hay que volver a comenzar. Por eso optimizar o morir, si no lo haces te mueres. Es como dejar de pedalear en una bicicleta, puede que avances unos cuantos metros, pero eventualmente te caes.
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