Otro
Si piensas que la Inteligencia Artificial te va a quitar el trabajo, a dominar el mundo o a robarte la voz como a la sirenita, no estás solo. El miedo a la IA es más viral que el pasito perrón, pero recuerda la regla de oro: no hay que creer todo lo que leemos.
Como cuando el mundo ardió porque a alguien se le ocurrió decir que la IA dejaría nuestro planeta sin agua pero la realidad es que un día de consumo de carne equivale a 2 mil años de uso de los centros de datos de IA (cifra que hizo que todos quedaran así 🤡 y a los vegetarianos así 😎).
Hoy vamos a bajarle tres rayitas al drama, y hablar claro: ¿la IA es la villana de la película? ¿O simplemente no la hemos entendido bien?
Este miedo se disparó con los deepfakes: videos donde parece que Brad Pitt quiere ser tu novio o Messi te invita a las retas. El problema real aquí no es la IA como tecnología, sino cómo la usan las personas y además, que no nos tomamos tan en serio nuestra presencia digital. Vivimos en un mundo donde nuestras caras están en todas partes: redes sociales, perfiles de LinkedIn, hasta en ese meme que hiciste en 2014.
En lugar de: tenerle miedo a cada app nueva que te convierte en un personaje de estudio Ghibli… Enfócate en proteger tu identidad digital.
La IA no va a robar tu alma por usar WhatsApp, pero sí puede aprender de tus datos.
Este es el favorito de Hollywood. Desde Terminator hasta Black Mirror, la narrativa de “la IA se va a revelar” llena salas de cine, pero no representa la realidad.
Hoy en día, los sistemas de IA como ChatGPT, Gemini o Claude son modelos estadísticos muy avanzados, pero no piensan, no sienten, ni tienen conciencia ni objetivos propios. Solo predicen cuál es la siguiente palabra lógica basada en millones de textos.
Incluso pesos pesados como Sam Altman (OpenAI) o Elon Musk (X) han hablado de riesgos existenciales. Pero lo hacen más como advertencia para crear regulación responsable, no porque mañana Skynet se encienda sola.
En lugar de: Pensar que la IA se va a convertir en un dictador digital… infórmate.
El poder no está en la IA. Está en quién la diseña, cómo la entrenan y con qué valores.
Spoiler: sí... y no. La IA ya está reemplazando algunas tareas. Pero también está creando nuevas. Según el World Economic Forum (2023), para 2027 se perderán 83 millones de trabajos, pero se crearán 69 millones nuevos. No es el fin del empleo, es el inicio de una transformación laboral.
¿Qué significa esto? La IA no viene a quitarte el trabajo, sino a quitarte las partes repetitivas del trabajo. Si tu día laboral parece un copy-paste eterno, sí, probablemente una IA lo hará mejor. Pero eso también te libera para enfocarte en lo que sí requiere pensamiento, creatividad y empatía (o sea, ser humano).
En lugar de: Decir “me va a reemplazar”... di “me va a complementar”.
No es una revolución contra ti. Es una fiesta a la que de hecho estás invitado, pero ya sabrás si ir o no.
Este tema está más enredado que telenovela mexicana. ¿Quién es el dueño de una obra creada por IA? ¿Puede la IA tener copyright? La respuesta corta es: no, pero depende.
En la mayoría de los países, el derecho de autor solo se aplica a obras creadas por humanos. Así que si haces una imagen con Midjourney o una canción con Suno AI, esa obra no tiene derechos automáticos... ni tú puedes demandar si alguien la copia, ni la IA te puede demandar por usarla.
Pero hay una segunda capa: ¿qué datos se usaron para entrenar esa IA? Si una IA aprende de libros con copyright, ¿está violando derechos al generar algo similar? Aquí está la pelea legal del siglo. Aún no hay una regla clara pero cada vez estamos más cerca.
En lugar de: Tenerle pánico legal a cada imagen que generas, usa IA con criterio.
Es un nuevo terreno legal, sí, pero tampoco es el viejo oeste.
Mñeh, verdad a medias. La IA no tiene ética porque no tiene conciencia, pero sí refleja la ética (o falta de ella) de quienes la crean.
Ahí te va un ejemplo real: en 2018, un sistema de IA para evaluar solicitudes de empleo en Amazon comenzó a discriminar mujeres. ¿Por qué? Porque se entrenó con datos de contrataciones pasadas… que ya estaban sesgadas.
El problema no es el modelo, es el sesgo en los datos. Por eso hoy hay cada vez más expertos en IA ética, auditorías algorítmicas y políticas de equidad en diseño de modelos. #ChambasDelFuturo
En lugar de: Pensar que la IA viene de malolandia... haz presión para que los humanos que la diseñan no lo sean.
No te quedes solo en el miedo, cuestiónate para sacarle jugo a las herramientas correctas.
La IA no va a venir a robar tu identidad ni a reemplazarte en secreto por un robot japonés. Tampoco va a salvar el mundo sola. Es solo una herramienta. Una poderosa, sí, pero que está en nuestras manos usar con inteligencia.
La mejor forma de protegerte no es evitar la tecnología, sino entenderla:
En lugar de miedo, curiosidad. En lugar de resistencia, estrategia. En lugar de paranoia, participación. Porque la IA no es el problema, el problema es usar algo tan potente sin saber cómo funciona.
Como tu cuate que solo copia y pega lo que le responde ChatGPT para terminar publicando textos que empiezan con: “Perfecto. Aquí tienes tu tesis en versión completa…”. Ay no.
¡Te veo en mi taller gratuito para no ser uno de esos!